Relato de Tania Abad (2º ESO):
"PIM"
Gli había vuelto al que fue su hogar de pequeña. Se crió con un amigo de su padre; el
hombre era arqueólogo y viajaba mucho. La niña creció feliz, Teo que así se
llamaba el amigo de su padre, la cuidaba como a una hija propia, la solía
llevar al lago, recorrer los bellos parajes de aquel hermoso lugar, de este a
oeste de norte a..., bueno al sur no la dejaba ir, porque su hijo falleció allí
hacía unos años. Del pobre muchacho solo hallaron una vieja mochila que Teo
nunca se atrevió a abrir.
La niña creció y su padre la reclamó con él para que empezara la
universidad; de eso hace ya 10 años. La bella niña se convirtió en princesa,
una bella y exitosa científica. “Aquí de nuevo", exclamó.
Una carta le informó que Teo había fallecido y había legado todo a
Gli.
Ella era toda bondad: ayudaba al necesitado e investigaba para dar
consuelo al lastrado, así que decidió que todo lo que allí había se convertiría
en un hogar para el desvalido, para el eterno sufrido; pero a ella solo le
empujaba una cosa, no se la podía quitar de la mente, la mochila de Nicolás.
Teo la dejo en el desván y nunca más se supo de ella. Temerosa,
subió la escalera, paso a paso… Se decía que era un error, que el pasado atrás
debe quedar, pero la curiosidad la torturaba. Frente a frente ante la mochila,
encima de una mesa, llena de polvo e iluminada por la luz del sol que se
filtraba por las viejas tablas. Estaba vacía, solo un pergamino, una especie de
mapa, trazos sin sentido y tres palabras marcadas en rojo sobre las demás; “Hállame en el perenne impacto del árbol
maduro”.
- En rojo perenne, impacto y maduro … ¿Qué
querrá decir?
Recordó que el viejo Teo no la dejaba ir hacia el sur, se puso
rumbo a dicho punto cardinal. A la cabeza le vinieron viejas historias que Teo
le había contado, las creía fábulas, cuentos de viejo, ahora empezaban a tener
sentido:
" Mira Gli, cuando yo
tenía tu edad, vimos una luz blanca en el cielo, cada vez se hacía más visible,
se dirigía al sur, pronto oímos un estruendo, corrimos como fuera de nosotros,
llegamos hasta el viejo roble, una roca incandescente ardía junto a su tronco,
abriéndole en su base un agujero enorme ", la enlace con otra; "
cuando me instale aquí por primera vez, en esta casa que fue de mis abuelos,
recuerdo que me detuvieron porque andaban buscando a unos negros que habían
robado un botín, y como yo lo era, pasé siete días en prisión, hasta que los cogieron , a
ellos sí… pero del botín nunca más se supo. Ellos murieron entre rejas, sin
ceñir una sola ceja ". Yo me hallaba frente al viejo roble, perenne
impacto…
¡Eso es continuo impacto, el agujero, y maduro, era el mas viejo
del condado, siiii!,
Gli empezó a escarbar. El hoyo ya tenía su tamaño, se adentró
hacia él, linterna en mano. Recorrió unos 30 metros. Debajo de unos maderos
había una vieja caja de metal, " Esmeraldas son esmeraldas " gritó
Gli:
¡Haré el albergue para necesitados más grande del mundo; lo
llamaré la casa de Teo y pondré debajo una pequeña inscripción PIM ( Perenne
Impacto Maduro)!
FIN
Está muy bien
ResponderEliminar